CMDH- Inscripta en DJJP- Matricula Nº 37441- Provincia de Buenos Aires- Edilfredo Ameghino 528 - Te- 03488 429 549 - Escobar - Provincia Buenos Aires
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miércoles, 29 de agosto de 2012

CMDH-PROVINCIA DE BUENOS AIRES SEDE ESCOBAR,

RECORDEMOS QUE LOS PADRES DE Manuel Gonçalves Granada  TIENEN UNA HISTORIA EN ESCOBAR PROVINCIA DE BUENOS AIRES, POR LO QUE DESDE LA CMDH-PROVINCIA DE BUENOS AIRES, CON SEDE EN BELEN DE ESCOBAR,  LE ENVIAMOS UN FRATERNAL ABRAZO.

Miembros de la CMDH.Comision por la Memoria y los Derechos Humanos Provincia de Buenos Aires
Lidia Amarillo - Mirta Praino - Horacio Gerez
-tesorera           - Secretaria         -  Presidente 

El único sobreviviente de la llamada Masacre de la calle Juan B. Justo, cuando fue asesinada su familia en 1976, contó cómo recuperó su identidad y destacó la importancia del juicio: “Sólo en días como hoy le encuentro sentido a haber sobrevivido”, dijo. Manuel Gonçalves Granada se pregunta todos los días por qué le tocó sobrevivir


EL PAIS › EL TESTIMONIO DE MANUEL GONÇALVES GRANADA EN EL JUICIO pOR EL CRIMEN DE SAN NICOLAS

“Supe que mi mamá me había salvado la vida”

 Por Sonia Tessa
Desde San Nicolás
Manuel Gonçalves Granada se pregunta todos los días por qué le tocó sobrevivir. Tenía cinco meses el 19 de noviembre de 1976, cuando las fuerzas conjuntas de la Policía Bonaerense, la Federal y el Ejército atacaron la casa de Juan B. Justo 676 en San Nicolás, acribillaron a su mamá, Ana María del Carmen Granada; al matrimonio de Omar Alfredo Amestoy y Ana María Fettolini, y asfixiaron con gases lacrimógenos a Fernando Amestoy, de tres años, y a María Eugenia, de cinco. Manuel fue protegido por su mamá con colchones, adentro de un placard, y por eso se salvó. El juez de menores de San Nicolás, Juan Carlos Marchetti, lo dio en adopción de manera irregular, sin buscar a su familia. “Ahí perdí mi identidad”, contó ayer. Durante 19 años fue Claudio Novoa, y en 1995 empezó a averiguar quién era. “Cuando me encontré con esta historia, supe que no sólo mis padres no me habían abandonado sino que mi mamá me había salvado la vida”, expresó frente al Tribunal Oral Federal Nº 2 de Rosario, que juzga a los militares Manuel Fernando Saint Amant y Antonio Bossie, así como al ex jefe de la Policía Federal Jorge Muñoz, por esa masacre. “Más allá de que la Justicia llega tarde y no repara todo, es necesaria”, dijo. “Para algunos de los que están acá, esto es un trabajo, a otros los incomoda estar acá. Lo cierto es que para mí es la historia de mi vida”, argumentó sobre el valor del juicio en marcha. “Sólo en días como hoy le encuentro sentido a haber sobrevivido”, se sinceró.
La audiencia se realizó en el Concejo Deliberante de San Nicolás, adonde se trasladó el Tribunal. Afuera estaba repleto de militantes de derechos humanos y nietos recuperados, que fueron a acompañar a uno de los suyos.
Manuel rescató que, pese a haber hecho “montones de cosas” para que estos procesos llegaran, nunca los tomó de “manera personal”. “Yo quiero que este país sea otro y no puedo tolerar que los tipos que vinieron a esa casa, la destruyeron y asesinaron a todos, estén libres”, dijo con la voz apretada por la emoción. “Todos los días”, contó, se pregunta por qué sobrevivió sólo él. “Siempre estoy en falta, y seguramente no estoy haciendo todo, pero hago lo que puedo. Al resto sólo le pido que haga lo que corresponde”, fue su frase final, con la voz quebrada. Todo el público lloraba y los aplausos fueron interminables. La presidenta del Tribunal, Beatriz Caballero de Baravani, le agradeció el testimonio.
El relato de Manuel comenzó desde el principio de su recobrada identidad. Su papá era Gastón Roberto José Gonçalves y su mamá, Ana María del Carmen Granada. Eran militantes en Escobar, perseguidos desde antes del último golpe militar. Gastón desapareció el mismo 24 de marzo de 1976. Cuando Manuel supo quiénes eran sus padres, en 1995, en la Argentina estaban vigentes las leyes de impunidad. “Difícilmente alguien se pueda poner en el lugar de una persona que perdió su identidad. A mí me cuesta hoy todavía”, explicó ayer. Apareció la necesidad de saber. “Nunca los iba a conocer, la construcción de quiénes fueron ellos la hice a través de terceros”, rememoró. El primer destino fue Escobar, donde militaban Gastón y Ana. “Eran alfabetizadores de adultos. A través del testimonio de mucha gente, fui conociéndolos. Gente que aprendió a escribir con mi papá y mi mamá, y me lo agradecía a mí porque a ellos no se lo podían decir.”
Por entonces, el intendente de Escobar era el comisario Luis Patti, condenado a prisión perpetua el 14 de abril del año pasado por la desaparición del papá de Manuel, entre otros delitos de lesa humanidad. Ese padre le legó un hermano, Gastón, el bajista de los Pericos, que tras el testimonio de Manuel no paraba de secarse las lágrimas en la vereda del Concejo.
Cuando fue a San Nicolás, Manuel empezó por el cementerio, ya que el cuerpo de su madre estaba en el osario. Después visitó el lugar de la masacre. Sólo tenía un recorte de diario, con la foto de una ventana. Un día se animó a tocar el timbre en la casa lindera al 676. Lo atendió una señora “bastante mayor”, por la ventana, sin abrir la puerta. “Sí, es la casa que está acá a la izquierda. Cuando vos golpeaste la puerta, estaba hablando de eso, porque nosotros nunca nos olvidamos de lo que pasó acá. Hace 24 años de eso”, le dijo la mujer. No pensaba decirle quién era porque “no podía casi hablar”. La mujer le dijo: “Siempre lo recuerdo porque de acá sacaron a un bebé que estaba vivo y nunca supimos qué pasó con él”. Cuando Manuel le dijo que él era ese bebé, la vecina cerró la ventana. El pensó que era el momento de irse, pero la mujer abrió la puerta, lo abrazó y lo invitó a comer. En un rato, los vecinos de toda la cuadra estaban a su alrededor, contando lo que había ocurrido. “Me costó mucho procesar esa información, era lo que yo había vivido, pero con otros ojos. Después me di cuenta de que yo lo tenía registrado de alguna manera”, rememoró.
En sus constantes idas a San Nicolás, Manuel ingresó en la casa donde fue la masacre. “Los dueños me permitieron entrar. Para mí significaba mucho estar ahí porque en esa casa había estado con mi mamá.” Y siguió: “El dueño de casa me fue relatando que estaba todo roto, los muebles agujereados a balazos. Me contó que se habían llevado todo lo que había en la casa. Me dijo que habían encontrado la casa destruida, que tuvieron que hacerla de nuevo”.

viernes, 24 de agosto de 2012

Comenzó el 6º juicio por la megacausa Campo de Mayo en la nueva sede del Tribunal Oral Federal 1 de San Martín, “un paso más en pos de la verdad, la justicia y la memoria”.


La jornada comenzo con la presencia del intendente de San Martin, Katopodis, las fuerzas vivas, de DD HH  funcionarios locales,  organizaciones sociales, políticas, sindicales, para este juicio el Municipio desplego un importante operativo de tránsito, a los efectos del juicio se conformó la Mesa de Seguimiento de Juicios de Lesa Humanidad que se llevan a cabo en San Martín, integrada por el Municipio, la Comisión Campo de Mayo y la Comisión de Memoria, Verdad y Justicia de San Martín, que funciona desde el 2 de agosto, entendiendo que “la mejor forma de homenajear a los compañeros detenidos-desaparecidos es acompañar activamente estos procesos judiciales, fortaleciendo la Memoria, la Verdad y la Justicia”.
Seran juzgados el ex dictador Reynaldo Bignone, y Santiago Riveros, Luis Sadi Pepa, Eugenio Guarañabens Perelló, Osvaldo Jorge García, Carlos del Señor Garzón y María Francisca Morillo, por secuestros, asesinatos y apropiación de bebés realizados en uno de los principales centros clandestinos de detención de la Provincia de Buenos Aires. 
CMDH-

martes, 21 de agosto de 2012

EMPIEZA EL JUEVES EL PROCESO POR LA DESAPARICION DE SIETE EMBARAZADAS, ENTRE OTRAS VICTIMAS

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Reynaldo Bignone y Omar Riveros estarán sentados nuevamente en el banquillo junto con otros siete torturadores que por primera vez llegan a juicio. Entre ellos, el ex teniente Carlos Tomás Macedra, identificado recientemente.


El jueves arranca un nuevo juicio por los crímenes de lesa humanidad ocurridos en jurisdicción de Campo de Mayo. Un núcleo serán siete casos de militantes mujeres embarazadas, secuestradas con sus compañeros, que dieron a luz en cautiverio y permanecen desaparecidas. Entre ellas, Ana María Lanzillotto, cuya historia puede pensarse como puerta de entrada a lo que fue la caída de la dirección del PRT-ERP
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-201515-2012-08-21.html

domingo, 12 de agosto de 2012

Repudiamos

Desde la CMDH- Comisión por la Memoria y los Derechos Humanos, Repudiamos  las amenazas vertidas contra el compañero de militancia Gabriel Mariotto.

miércoles, 8 de agosto de 2012

La Cámara Baja de la Provincia de Buenos Aires se presentará la comisión de apoyo a la postulación de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo al Premio Nobel de la Paz 2012.


Por la iniciativa impulsada por el legislador del FPV -PJ Alfredo "Loby" Antonuccio, para respaldar la candidatura de Abuelas de Plaza de Mayo, se presentara la Comisión de Apoyo a la Postulación de Abuelas al Nobel de la Paz 2012, contaremos con la presencia de Estela de Carlotto .

Los Diputados bonaerenses presentarán a las 17.00 una iniciativa impulsada por el legislador del Frente para la Victoria-Partido Justicialista Alfredo Antonuccio para respaldar la candidatura de Abuelas de Plaza de Mayo al Nobel de la Paz 2012.
La medida busca divulgar, apoyar y promover la postulación del organismo que conduce Estela de Carlotto a la distinción internacional, enreconocimiento a la trayectoria de más de tres décadas en defensa de la vida y la identidad de las víctimas del Terrorismo de Estado. La comisión estará conformada por siete diputados, respetando la representación de los bloques parlamentarios.

Ayer, las Abuelas anunciaron la restitución de la identidad a Pablo Javier Gaona Miranda, el nieto recuperado número 106.

Prensa-CMDH

CELEBRAMOS LA RECUPERACIÓN DEL NIETO NÚMERO 106


Pablo Javier Gaona Miranda, de 34 años, goza plenamente de su derecho a la identidad. 

Celebramos la recuperación del nieto número 106, destacando la constante lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo por la reconstrucción de nuestra historia.
En conferencia de prensa, Estela de Carlotto, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, anunció la recuperación de un nuevo nieto, el número 106: Pablo Javier Gaona Miranda.
El joven nació el 13 de abril de 1978, hijo de Ricardo Gaona Paiva, de nacionalidad paraguaya, y de María Rosa Miranda, de la provincia de Córdoba, ambos militantes del ERP.
Pablo Javier fue secuestrado el 15 de mayo del mismo año en el marco del plan sistemático de desaparición de personas y sustracción de menores implementado por la última dictadura militar.

jueves, 2 de agosto de 2012

EN SAN FERNANDO - IDENTIFICARON LOS RESTOS DE UN DIPLOMATICO CUBANO DESAPARECIDO EN AGOSTO DE 1976 En un barril de metal lleno de cemento


Crescencio Nicomedes Galañena Hernández fue una de las víctimas del terrorismo de Estado. Se comprobó que estuvo secuestrado en Orletti junto a otro funcionario de la embajada. Sus restos fueron hallados por un grupo de chicos 36 años después.
 Por Victoria Ginzberg
El 11 de junio pasado, un grupo de chicos que cazaba cuises y ratones en un predio ubicado frente al aeródromo de San Fernando reparó en un barril de metal oxidado con capacidad para 200 litros. Estaba roto. Los chicos vieron huesos y llamaron al 911. La policía descubrió luego otros dos toneles similares que también tenían restos óseos. Después de analizarlos, se estableció que uno de los cuerpos pertenece a Crescencio Nicomedes Galañena Hernández, un diplomático cubano desaparecido el 9 de agosto de 1976.
El caso lo condujo el fiscal de San Isidro Luis Angelini, a cargo del área ejecutiva de investigaciones criminales de San Fernando. El funcionario judicial dio intervención al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Según confirmaron a Página/12 fuentes judiciales, la pericia realizada por ese organismo –cuyos integrantes no quisieron ayer hacer declaraciones– indicó que el cuerpo era con el 99,99 por ciento de probabilidades del diplomático cubano. El expediente pasará ahora al juzgado de Daniel Rafecas, quien tiene a su cargo la causa por los delitos de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino Automotores Orletti, donde fue visto por última vez Galañena Hernández. Será la Justicia Federal la encargada de certificar la identificación.
Galañena Hernández fue secuestrado junto a Jesús Cejas Arias el 9 de agosto de 1976, en el barrio de Belgrano. Acababan de salir de la embajada cubana, donde trabajaban. Cuatro días después, el 13 de agosto, La Opinión publicó que “la embajada cubana en Buenos Aires está trabajando en estrecho contacto con el gobierno argentino en la búsqueda de dos miembros de la representación, acerca de quienes se presume que habrían sido secuestrados. Los dos hombres, Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena Hernández, integrantes ambos del personal administrativo de la embajada cubana, no han sido vistos desde que salieron de la embajada el lunes”. El 17 de agosto, en el mismo diario, se informó que “La agencia de noticias Associated Press recibió ayer un sobre, por correo simple y con estampilla argentina, conteniendo las credenciales de los empleados administrativos de la embajada de Cuba, cuyo texto en letra manuscrita y despareja dice: ‘Nosotros (Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena) ambos cubanos nos dirigimos a usted para que por este medio comunicar que hemos desertado de la embajada para gozar de la libertad del mundo occidental’, la nota no lleva firma al pie ni ninguna otra aclaración. La Cancillería argentina certificó la autenticidad de la credenciales”. De esta forma la dictadura argentina montó un operativo para hacer creer que los dos hombres habían abandonado el régimen cubano y no tener que dar explicaciones por la desaparición de dos diplomáticos.
Pero Cejas Arias y Galañena Hernández estaban cautivos en Automotores Orletti, el centro clandestino que fue en Buenos Aires sede del Plan Cóndor, es decir, de la coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur. Según una investigación del periodista norteamericano John Dinges, el agente de la CIA Michael Townley y el cubano-estadounidense Guillermo Novo Sampoll habrían viajado a la Argentina para interrogar a Cejas Arias y Galañena Hernández. “Ellos cooperaron en la tortura y el asesinato de los dos diplomáticos cubanos”, habría declarado ante la jueza María Servini de Cubría el represor Manuel Contreras Sepúlveda, ex jefe de la DINA, la policía secreta pinochetista. Townley fue el autor del asesinato en 1976 en Washington de Orlado Letelier, canciller de Salvador Allende,
“El inmueble donde funcionó Automotores Orletti –describió el juez Rafecas cuando procesó a los represores que actuaron en ese centro clandestino– era uno más de una larga hilera de casas bajas, en una típica calle, de un típico barrio de la zona oeste capitalina, como era el de Flores (...) Orletti muestra a las claras que el terrorismo de Estado en la Argentina de 1976 pudo moverse con naturalidad también en espacios de normalidad –y no de excepción– que no debió enfatizar el secreto sino que actuó a la vista de quien quiera ver y escuchar; que se adaptó para funcionar en un espacio donde antes había un hogar y un taller, y que a su término, aquel hogar y aquel taller regresaron, se acondicionaron y hasta aprovecharon las mejoras efectuadas por los ocupantes anteriores.”
Los sobrevivientes relataron que las víctimas generalmente estaban en la planta inferior o garaje, donde los mantenían tabicados y atados. Allí se escuchaban gritos de la planta superior, donde funcionaba el cuarto de tortura. Uno de los métodos crueles utilizados por los represores del centro regenteado por la SIDE consistía en que los secuestrados eran esposados y colgados de un gancho hasta que los pies quedaban a unos 20 o 30 centímetros del piso y en ese estado se les aplicaba electricidad en el cuerpo.
Por el secuestro y la desaparición de Galañena Hernández y Cejas Arias ya fueron condenados en Argentina el general retirado Rodolfo Cabanillas, quien se desempeñó como jefe de la División de la SIDE “Operaciones Tácticas 18” (que correspondía a Orletti) y los represores Raúl Guglielminetti, Eduardo Alfredo Ruffo y Honorio Carlos Martínez Ruiz.
No es la primera vez que se encuentran víctimas que pasaron por Orletti, en barriles. En 1976 fueron hallados siete recipientes de este mismo tipo en el canal de San Fernando que contenían cadáveres y cemento. Los cuerpos fueron enterrados como NN en el cementerio de San Fernando y pudieron ser identificados tiempo después. En 1989 se supo que uno de ellos era Marcelo Gelman, hijo del poeta Juan Gelman.
Los tres tambores encontrados en junio, hace menos de dos meses, también se hallaron en un predio de San Fernando, en donde se estaban realizando trabajos de movimiento de tierra para, aparentemente, construir viviendas y donde antes había una tosquera. Estaban numerados y rellenos de concreto. Allí se mantuvieron los restos de Galañena Hernández hasta que el grupo de niños que cazaba vio los huesos. El fiscal Luis Angelini ordenó que la Superintendencia de la Policía Científica realice una búsqueda intensiva para determinar si hay más barriles en el predio y también que se analicen los encontrados con el fin de determinar si estuvieron en ese sitio durante 36 años o fueron recientemente depositados allí.
Rafecas había señalado en su resolución, al hacer alusión a los barriles hallados en 1976: “El proceso de la deshumanización, que comenzaba con la captura y continuaba en el campo de detención y tortura, tuvo en estos casos un final que difícilmente pueda ser superado desde la perspectiva de la eliminación de todo vestigio de condición humana para con los cautivos: hay que caer en la cuenta de que personas con las que compartimos una misma cultura, una misma civilización, ejecutaron de un disparo en la cabeza a hombres y mujeres que estaban a su merced; luego se procuraron tambores, arena y cemento; luego, no sin esfuerzo, y seguramente de propia mano, colocaron los cadáveres en los tambores, los rellenaron, los sellaron, llevaron con sus brazos la carga de restos humanos hasta los camiones y finalmente arrojaron los tambores al río”.